“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso”.
Rayuela, Julio F. Cortázar
Vengo de pasear por el puente viejo,
el de hierro, en esta Palma que es una mano
y es un designio y es quimera.
Ya es hora de estar protegido
del frío y el viento que enfría aún más
la vega y las islas del río grande.
Bajo la fría y menguante luna llena
de la larga noche sonrío
a los escombros de mis sueños.
Doy por desatrancadas ciertas puertas
siempre en las alas del cielo,
deseantes y nunca de par en par abiertas.
Que las rosas escarchadas
que me hieren,
sigan dándome colores
en los huertos y naranjales
de mi vida…
Se acaba el año veinte,
parecía interminable
y vamos para el veintiuno del siglo veintiuno,
tan provisional y reglamentado
como un juego de cartas,
la vida un juego a muerte.
¿Mañana será distinto de hoy?
No lo sé, aquí estoy esperando,
casi entero y decidido.
A lo lejos brilla la esperanza…
Aquí está….
En la fragua pasional de nuestra alba.
Etnopoética
Eulogio J. Lacalle Fimia
Palma del Río, 31 de enero de 2020