Desde la Planta 9 del Hospital Provincial el tiempo pasa muy lento, casi se para a ojos del paciente, que recobra todo el sentido original de su palabra. Paciente no es sólo quien sufre la enfermedad en sus carnes, sino también las personas allegadas, familiares, que dejan pasar las horas esperando una mejoría.
Aquí es quizás donde más se palpa la frase de “sólo el pueblo salva al pueblo”. El pueblo aquí son las y los profesionales que, además de profesionalidad, destilan humanidad, cercanía, esperanza, cariño. Esas cualidades hacia aquella persona desconocida, con un número de habitación asignado, pero con nombre y apellidos, a la que se dirigen con toda la amabilidad y ternura porque ellas, con su experiencia y estudios, saben por lo que está pasando el paciente. Ellas, ellos, además de profesionales, también son pacientes. Porque las horas pasan lentas en el reloj, y ellas lo saben.
Lo saben aquí, y también lo saben a 50km de distancia, en nuestro ambulatorio, donde nos atienden los pocos profesionales que nos pueden atender. Hay poca gente que conoce los datos, pero es verdad que los datos son fríos y no nos lo dicen todo. El centro de salud de Palma cuenta con el 50% de la plantilla médica. Ese frío dato lo que nos quiere decir es que la mitad de los médicos están de baja o su plaza está vacante, sin cubrir, mientras otros médicos andaluces tienen que emigrar como en este maldito país llamado Andalucía lleva pasando durante generaciones. Ese frío dato también nos dice que un médico tiene que atender a sus pacientes y a los pacientes de la plaza que está vacante o sin cubrir, el doble de pacientes. Pero también significa que las urgencias, turnos de 24 horas, también tiene que doblarlas, y esas 24 horas de trabajo (de 40 horas semanales) no las puede dedicar por entero a sus pacientes.
Así, llega alguien al centro de salud y se lo encuentra casi vacío, con 2 o 3 consultas médicas atendiendo, de las 13 que debería haber (más otras 2 plazas de apoyo). Es imposible que un sistema de salud que tiene sus pilares en la atención primaria funcione de esta forma. Las cifras son frías, pero si se atiende a ellas te explican perfectamente lo que sucede en la sanidad pública.
Ante estos datos el gobierno andaluz, responsable de la sanidad pública en nuestra comunidad autónoma, tira la piedra y esconde la mano. Es decir: Ofrece puestos de trabajo precarios y, cuando no son cubiertos por profesionales que tras una década de estudios universitarios y post-universitarios deciden irse a otros sitios a trabajar, dicen que los puestos están vacíos porque no hay personal que quiera cubrirlos. Imaginad que, después de 10 años estudiando Medicina, las prácticas, postgrados… te ofrecen un puesto de trabajo de 10 días aquí, 5 días a 200km, luego al paro, dentro de 2 meses te ofrecen otras 2 semanas en la costa malagueña, donde el alquiler del piso se va a comer todo tu sueldo… en fin, dice el gobierno andaluz que no se cubren los puestos porque no hay personas dispuestas a cubrirlos. Les falta utilizar el argumento de que prefieren las paguitas en vez de trabajar (tiempo al tiempo…). Y mientras, dos plazas están desiertas, y las bajas (algunas de varios meses) sin cubrir.
Esto los médicos, pero las bolsas de celadores y enfermeras no se utilizan. Las ambulancias están en pie de guerra ¿Sabe la mayoría de la gente que las ambulancias están privatizadas? ¿Sabe el pueblo que privatizándolas la Junta de Andalucía se ahorra un dinero, que va a parar para el amigo de algún político, y que ese dinero que se ahorran sale del sudor de los trabajadores y trabajadoras que pierden derechos? Es lógico que la mayoría de las personas no sepan esto, porque lo lógico sería que todas estas cosas no pasaran. Pero pasan, y por eso en Palma del Río se han recogido más de 3500 firmas en poco más de dos semanas pidiendo unas mejoras básicas para el centro de salud. Mejoras que no tendrían que demandarse porque son de cajón. Por ejemplo ¿Qué hace un hospital sin urgencias? Tenemos el hospital de referencia a 1 hora de camino de Palma, y sin embargo el hospital comarcal, ese en el que tantas fotos se han echado cuando se acercan las campañas electorales, sigue sin urgencias, y casi sin prestaciones. Se puede decir que han construido un edificio para que las especialidades que ya se daban en Palma (en el ambulatorio) puedan darse en un centro con más espacio. Algo que desde luego hacía falta, para no saturar el ambulatorio, pero a todas luces insuficiente con las necesidades no sólo de nuestra ciudad, sino también de la comarca de la Vega del Guadalquivir, desde Peñaflor a Posadas y Almodóvar pasando por Hornachuelos, Fuente Palmera o Fuente Carreteros, el tener unas urgencias hospitalarias y unas especialidades médicas a menos de media hora de su domicilio, y sin saturaciones.
El gobierno andaluz, año tras año, amplía el presupuesto para la privatización de la sanidad. Concertación lo llaman, o más eufemísticamente aún, colaboración público-privada. Es más escandaloso aún cuando el propio consejero de salud tiene intereses en la sanidad privada, por supuesto. Pero no podemos convertir la lucha por la sanidad pública en una competición de escaños entre uno u otro partido. Cuando algunos partidos empiezan a echarse las manos a la cabeza me da por recordar que la privatización de la sanidad no es cuestión sólo del gobierno actual. El gobierno actual, por supuesto, es responsable de la nefasta gestión que está haciendo. Una gestión con ánimo de lucro para unos pocos. Pero algunos de los que se echan las manos a la cabeza han gobernado anteriormente o han propiciado gobiernos y presupuestos en los que se ha recortado en el Servicio Público de Salud de Andalucía. ¿Lo recordamos? Vox acuerda con PP presupuestos que privatizan la sanidad. Ciudadanos gobernó con el PP mientras pudieron, con idénticos resultados. Hasta 2019 el gobierno del PSOE (y Ciudadanos) ya había recortado en derechos. Es más, fue en 2017 cuando en Palma del Río recogimos más de 7000 firmas por la mejora del ambulatorio y la apertura del hospital. Algunas reivindicaciones fueron ganadas, aunque sea efímeramente, y otras aún las venimos arrastrando. De 2012 a 2015 el PSOE gobernó con IU, y se aprobaron medidas para la privatización de la sanidad (perdón, colaboración público-privada). Pero todo esto viene de mucho antes. La ley 15/1997, publicada en abril de aquel año por el gobierno español, fue la que posibilitó la privatización de la sanidad. Esta ley fue aprobada por el PP de Aznar, pero luego vinieron los gobiernos del PSOE de Zapatero (primero con los apoyos de IU y ERC, luego los apoyos del PNV y CiU), los gobiernos del PP de Rajoy (apoyados también por CiU y PNV), el gobierno del PSOE de Sánchez en solitario, con apoyos o bien de Ciudadanos o bien de Podemos e IU, y por último los gobiernos de coalición del PSOE de Sánchez con Unidas Podemos y ahora de PSOE – Sumar. En estos 27 años, ninguno de estos gobiernos se ha planteado acabar con la ley 15/1997 que posibilita la colaboración público-privada, perdón, quería decir el negocio de unos pocos con nuestra salud. Por eso está tan bien avenida la consigna de: Gobierne quien gobierne, la sanidad pública se defiende.
Hoy la lucha a corto plazo viene dada por las reivindicaciones básicas que pide la Plataforma por la Sanidad Pública. Y en esa plataforma hemos invitado a personas de todos los partidos a que se sumen. De hecho, el pleno del ayuntamiento se sumó a las reivindicaciones. Estas reivindicaciones son los primeros pasos. Sin prisas, dando pasos, pero sabiendo que el camino es largo, porque el final de esta lucha no llegará hasta la derogación de esta ley, 15/1997.
Un artículo de Fran Ruiz