Segunda Parte
Los honores y distinciones que fueron concedidos por corporaciones antidemocráticas a sucesos y personajes que de algún modo colaboraron o ensalzaron la sublevación de 1936 y la dictadura han sido mantenidos por corporaciones democráticas incluso hasta hoy día, puesto que la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica1 no supuso una revisión, de facto, de tales distinciones y homenajes y en 2020 (trece años después de la publicación de la ley y con la aprobación, asimismo, en 2017 de una Ley de Memoria Histórica de Andalucía), se siguen manteniendo algunos, como ocurre en Palma del Río y otros pueblos de nuestro entorno; o en Córdoba, con calles tan significativas como la dedicada de Cruz Conde, uno de los principales artífices del golpe militar en la ciudad.
Esto nos da idea de la dificultad de integrar y restituir a las víctimas y desaparecidos a partir de la sublevación militar de 1936 y durante la dictadura en esta y otras localidades, así como de esclarecer en toda su extensión el alcance de la represión y violación de derechos humanos que tuvo lugar, oscuridad a la que contribuye la eficacia de la reescritura desde el poder del espacio urbano. Clara muestra de ello es la actuación llevada a cabo recientemente con respecto a los asesinatos del Corralón de Don Félix Moreno en las traseras del Palacio Portocarrero: se ha colocado una placa con un poema de Miguel Hernández y no hay nada que relate ni indique lo que allí ocurrió ni se encuentra identificado o señalado como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía; de hecho, en Palma no existe aún ninguno de estos lugares, y eso que estamos hablando de uno de los pueblos andaluces donde la represión fue más cruenta en términos proporcionales. No es de extrañar, pues aún estamos instalados en esa equidistancia y política del olvido que se pactó en la transición y que tan bien han continuado quienes la pactaron: “Un poco de verdad (…), ninguna justicia, y reparaciones míseras o escandalosas”, como dice el historiador Francisco Espinosa2.
Las primeras elecciones municipales democráticas tuvieron lugar el 3 de abril de 1979, iniciándose en Palma del Río una legislatura de gobierno del PSOE con el apoyo del PCE y con Manuel López Maraver (PSOE) como alcalde. Aunque el partido que venció en los comicios palmeños y en el país fue la UCD, el pacto firmado por las direcciones de los dos anteriores les facultó para hacerse con la mayoría de grandes ayuntamientos. Tres meses después, el 26 de julio de 1979, el pleno municipal acuerda retirar algunas denominaciones heredadas del franquismo y sustituirlas por “los nombres populares” de esas calles3. Las calles elegidas fueron las de José Antonio Primo de Rivera (calle Feria), Los Mártires (calle Ancha), Queipo de Llano (calle Portada), Sargento Villalba (calle Pastores), General Mola (calle Gracia), Teniente Molero (calle Barbera), Alférez Reyes (calle Coronada), Ruiz y Navarro (calle Sánchez), Écija (calle Nueva), Plaza del Comandante Baturone (Plaza de Andalucía) y Plaza del General Sanjurjo (Plaza de España). Por su parte, la calle Presbítero José Rodríguez pasa a denominarse calle Alamillos de nuevo, aunque esta decisión de suprimir el nombre del sacerdote del callejero será sólo provisional, como veremos más adelante4.
En 1979 se conservaron otras denominaciones cuya supresión en ese momento debió parecer a los ediles demasiado prematura o contraria a ese espíritu de “reconciliación y concordia” que debía presidir la “transición” al tratarse de nombres que aludían, en su mayor parte, al dictador y a personajes y sucesos muy relevantes de la dictadura, de su retórica y del discurso que ésta había construido. Se trata de calles que recordaban al dictador Francisco Franco, sus títulos y su papel al frente del estado; a políticos y militares sobresalientes como el “mártir” Calvo Sotelo o el general Cascajo, que destacó en la sublevación y represión en Córdoba; a efemérides del golpe de estado, como el 18 de julio o a episodios que formaron parte de la sublevación y del discurso heroico, simbólico y mítico de la dictadura sobre ella, como el Alcázar de Toledo, el Santuario de la Cabeza y el Cuartel de Simancas. Por entonces, la realidad de la represión que vivía el país se empeñaba en contradecir el mito de la “transición pacífica” y, en este clima, en el que la violencia fue una herramienta de presión de la extrema derecha a la que Palma del Río no fue ajena, es muy comprensible la prevención del consistorio5.
Dos años antes, en 1977, el municipio sufrió un ejemplo de esa violencia de extrema derecha a la que nos referimos: en abril tuvieron lugar hasta siete incendios provocados en diversos lugares de la localidad (incluida la Parroquia de San Francisco, que amparó los encierros de protesta de los jornaleros) que, finalmente, se saldaron con dos víctimas graves y una mortal (una mujer que falleció en el incendio provocado en una tienda de electrodomésticos), un crimen que no ha sido esclarecido y que numerosas fuentes orales achacan a miembros locales de la extrema derecha que quedaron impunes. Este era el clima que se vivía en Palma del Río y en todo el país6.
En 1980 hubo un segundo acuerdo del consistorio para seguir retirando nombres franquistas7: Avenida del Generalísimo (Avenida de Diputación), Arco de los Mártires (Arco de la calle Ancha), Capitán Cortés (calle Muñoz), Rafael Cañete (Las Pilas), Calvo Sotelo (Castillejos), Bloques 18 de Julio (San Francisco), Alcázar de Toledo (Pablo Neruda), Cuartel de Simancas (León Felipe), Plaza del General Franco (Plaza de la Constitución), Avenida General Cascajo (Blas Infante). Asimismo, se siguió conservando el nombre de Presbítero José Rodríguez, nominando así a la calle situada a espaldas de los antiguos juzgados y con salida a la calle Feria y que se mantiene hasta la actualidad.
Tras estos dos acuerdos de pleno de 1979-80 se conservaron aún la Plaza de los Caídos, al igual que otras denominaciones franquistas que homenajeaban o exaltaban sucesos o participantes en la sublevación militar. Estos nombres se mantuvieron no sólo en aquellos años de represión e impunidad sino que, ya avanzada la democracia, se siguieron conservando todos ellos hasta el año 2013, en que se inician acciones para el cambio en virtud de una petición que realiza el Foro para la Recuperación de la Memoria Histórica, amparándose en la Ley de Memoria Histórica que había sido aprobada seis años antes. Una Comisión de Expertos realiza un informe sobre el que se basó el cambio de nombre de algunas calles y plazas de las que aún existían. Fue el caso de la Plaza de los Caídos, un espacio urbanístico de exaltación de la dictadura y homenaje a los “mártires” del bando franquista en el que se situaba en su recuerdo la enorme cruz de granito que hoy se halla en el cementerio8.
Además de esta plaza, aún persistían otros nombres de la dictadura, como Presbítero José Rodríguez, León Benítez, Párroco Juan Navas9, Hermanos Romero, Nuestra Señora de la Cabeza, Canónigo Carlos Sánchez, Plaza Almirante Carrero Blanco10 y Sargentos Provisionales11. Estas tres denominaciones, realizadas de 1972 a 1974, fueron las últimas que se hicieron por el ayuntamiento franquista. Tanto la Plaza Almirante Carrero Blanco, como la calle Sargentos Provisionales parece ser que nunca se llegaron a rotular aunque sus nombre oficiales siguieron siendo esos hasta 2015, cuando el pleno los derogó, ocho años después de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica. Tampoco se rotuló de nuevo hasta 2015 la Plaza de los Caídos con su nueva designación de Plaza del Arquito Quemado, conservando también hasta esta fecha tan reciente su fisonomía urbanística, aunque la cruz ya se había trasladado al cementerio municipal.
Con el Colegio Primo de Rivera ocurrió otro tanto y finalmente al centro educativo se le cambió el nombre a Colegio del Parque, que es cómo se lo conocía popularmente por encontrarse situado en un céntrico parque de la ciudad.
A día de hoy, en septiembre de 2020, aún perviven algunos de aquellos nombres heredados de la exaltación de la sublevación y sus protagonistas en la localidad, así como de quienes encabezaron la defensa de los valores del Nacional-Catolicismo y la dictadura. Hablamos de las denominaciones de Párroco Juan Navas, Hermanos Romero, León Benítez, Virgen de la Cabeza, Canónigo Carlos Sánchez y Presbítero José Rodríguez. Y aún a día de hoy, en septiembre de 2020, no hay ni una sola mención en el municipio a los asesinados, represaliados, desaparecidos ni a ninguna de las víctimas de la sublevación, o de la dictadura militar nacional-católica de la localidad. El único recuerdo que existe, desde el año 2013, son sus nombres escritos en una fosa común del cementerio. Qué menos.
2Francisco ESPINOSA, “De la FAES a la Academia. El Revisionismo en perspectiva”, en Conversación sobre Historia, Septiembre de 2019 [https://conversacionsobrehistoria.info/2019/09/14/el-revisionismo-en-perspectiva-de-la-faes-a-la-academia/].
3A.M.P.R., Libro de Actas del Pleno Municipal de 26/07/1979.
4Conocido como Cura Colino, el ayuntamiento le honró a su muerte, en 1961, cambiando el nombre de la calle Alamillos por el suyo. En 1979 la corporación municipal devuelve a la calle Alamillos de nuevo su nombre original y en 1980 se vuelve a introducir al presbítero en el callejero dando su nombre a otra calle (situada junto al recinto amurallado y con salida a la calle Feria) que aún lo conserva, Manuel MUÑOZ ROJO (Dir.), Historia de las calles…, p. 287.
5Uno de los pioneros de la investigación ha sido el periodista de Interviu Mariano Sánchez Soler, autor de La Transición sangrienta: una historia violenta del proceso democrático en España, 1975-1983, 2010. Pocas investigaciones han seguido un rastro que muchas veces sólo aparece de forma testimonial en los registros oficiales, y donde se han contabilizado desde las víctimas del separatismo a las de extrema derecha pasando por las víctimas de la represión institucional hasta llegar a las 600-700 personas, cifra que varía según el autor de que se trate. Por supuesto, las víctimas del separatismo sí están bien contabilizadas, el problema lo encontramos los historiadores a la hora de contabilizar la víctimas de la extrema derecha y la represión institucional.
6Diario ABC de Sevilla, 7, 26, 27 y 29 de abril de 1977.
7A.M.P.R., Libro de Actas del Pleno Municipal, 17/10/1980
8El Monumento y Cruz de los Caídos se encontraba, hasta 1949, en la Plaza del Comandante Baturone (Plaza del Ayuntamiento) y fue trasladado en ese año a raíz de unas obras que habían de realizarse en la plaza, Ibíd, 12/03/1949. El lugar elegido fue la explanada conocida popularmente como “del Arquito Quemado”, que se cercó y embelleció al efecto. Manuel MUÑOZ ROJO (Dir.), Historia de las calles…, p. 254.
9Se le concede el nombre de la calle en 1958, A.M.P.R., Libro de Actas del Pleno Municipal, 14/11/1958).
10Introducida en el callejero en 1974 (por acuerdo plenario del 7 de enero) con motivo del asesinato del Presidente de Gobierno. No se llegó a rotular la calle, pero el acuerdo no se derogó hasta febrero de 2015, fecha en la que la plaza recuperó oficialmente el nombre tradicional de San Francisco Manuel MUÑOZ ROJO (Dir.) Historia de las calles…, pp. 290-291.
11Se nombra así a la calle Caño en 1972 por petición de varios vecinos, todos ellos sargentos provisionales de Palma del Río, A.M.P.R., Libro de Actas del Pleno Municipal, 28/12/1972.
Y hablais de equidistancia… Pues el subconciente os traiciona. Pero de los asesinados por los demócratas seguidores de la Republica, entre ellos algunos jornaleros analfabetos o semianalfabetos que los incitaron anarco sindicalistas, comunistas o anarquistas, que salieron corriendo del pueblo a Sierra Morena, no decíis nada. Del incendio de las iglesias, quema de imagenes, (Entre ellas la de nuestra Patrona Maria Stma. de Belén) del juzgado municipal… Tampoco.
A un tio abuelo mio, lo mataron delante de mí abuelo materno (QEPD) en el corralón del Cacique de Félix Moreno y eso que mí abuelo era falangista. Lo que se nota que de imparcialidad, por vuestra parte poca. Entre el inútil del tal comandante Baturones y el estúpido soberbio hipócrita del Sr. Moreno Ardanúi, mataron a demasiados palmeños inocentes que como no hicieron nada, nada tenían que temer. Los que desvalijaron la casona del Ardanúi, estaban ya en mitad de la sierra. No asesinaron a más inocentes, porque llegaron otros señoritos del pueblo, entre ellos el Hijo del Ciego Almenara y le preguntaron que si estaba matando borregos. A lo que el tal Baturones se vió en apuros y las miradas entre este y Félix Moreno, lo dijeron todo. Aparte de decir Baturones: -¿Aquí a quien vamos a creer? -. Mi Abuelo iba en la siguiente fila y a su Hermano se lo mataron en otras antes que la suya.
De testimonios orales, de los que allí se vieron veo que tambien manejais muchos… Mí Abuelo materno (QEPD) falleció hace ya 16 años, con los 100 años cumplidos.
Por cierto que como me de por ir al cementerio de San Sebastian, a la sazón Patrón de mí localidad, Palma del Rio y vea el nombre de Mí Tio Abuelo, me encargaré de borrarlo de esa lapida, porque que sepa. No se ha pedido permiso a los descendientes de aquellos desgraciados de uno u otro bando. Y me DA ASCO el uso partidista y sesgado que hacen algunos de nuestra guerra civil. Fué una guerra que sucedió por la inoperancia de una República nefasta y aún así, hay necios que solo quieren una 3a… Será por aquello de que a la tercera va la vencida. Como si una República fuera la Panacea.
Francia ES una República como Italia y ambas han tenido y tienen: – Tensiones territoriales (Frente Corso en Francia, Liga Norte en Italia), terrorismo, terrorismo de estado, corrupción, guerra sucia entre partidos, desigualdades sociales y territoriales (El problema de la Mafia en el Sur de Italia y Sicília), problemas con la excolonias (Descolonización desastrosa del general de Gaulle en Argelia y la consiguiente guerra), problemas con la emigración de ciudadanos de las excolonias o territorios de ultramar a Francia… Y ya no digamos la viciada república bipartidista de los EE.UU.
Volviendo a nuestro terruño. Como que según me pique, iré al cementerio y borraré yo mismo con un cincel y un martillito el nombre de mi antepasado, porque El así lo hubiera querido. Se que si lo pido en el ayuntamiento, me van a negar el borrarlo. La imparcialidad, objetividad, dignidad, responsabilidad y verguenza, brillan por su ausencia en la mayoría del ayuntamiento de Palma del Rio y con lo que tenemos encima, no es el único lugar, por desgracia. Así que lo dicho.
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