
El paisaje cambia constantemente, las estaciones, el viento, la lluvia y la acción de los seres vivos determinan el aspecto de lo que nos rodea. De todos los seres vivos que alteran el paisaje, el ser humano es el que más impacta sobre la naturaleza desde hace milenios. Cuando abandonamos un pueblo como Palma del Río, en sus afueras la naturaleza empieza a brotar con fuerza pero la mano del hombre sigue imperando. Aprovechando los restos de la acción humana en el paisaje, un grupo de artistas decidimos interactuar con los restos de construcciones e instalaciones que quedan abandonadas en nuestro alrededor, para insertar obras de arte. De esta forma, estas instalaciones olvidadas por el hombre nos podrían servir de soporte expositivo e incluso formar parte de conjunto de algunas obras arte de carácter mutable y fugaz.
La primera de estas experiencias de carácter temporal en nuestro paisaje cercano, la decidimos dedicar al poeta cordobés Luis de Góngora y Argote. Con el objetivo de reutilizar los restos de un proyecto de escultura que quedó en proceso, a principios del mes de agosto decidimos experimentar con su instalación en un soporte de hierro, cemento y madera abandonado en el camino paralelo a la vía del tren entre Córdoba y Sevilla. Esta obra experimental acabará desapareciendo pronto, pues el barro no está cocido y la lluvia ya hace estragos en ella. La acción de los animales no es descartable aunque si improbable. Más nos preocupaba la acción de los animales humanos que no comprendan esta instalación y puedan acabar recurriendo al vandalismo.
El material de este retrato de Góngora es barro sin cocer, algo que no deja restos y no contaminará el medio ambiente cuando desaparezca a lo largo de este invierno. Nuestro grupo pretende seguir reutilizando y reubicando arte alrededor de nuestro paisaje, con la premisa de no impactar ni contaminar el medio ambiente.
La acción de las lluvias de septiembre han afectado a la escultura dejando su huella en la obra. La naturaleza también interactúa en el arte del paisaje.
Esta primera obra recibe el nombre de “ Homenaje a Góngora ” y está ubicada a orillas del Guadalquivir, por la estrecha vinculación que tuvo el poeta cordobés con el gran río. No podemos olvidar que Góngora también le dedicó de pasada unos versos a Palma del Río y sus ríos que ahora recordamos.
Un artículo del Grupo de Arte » Agente Naranja «