El río Guadalquivir es la columna vertebral de la Andalucía Occidental. A pesar de su importancia natural, económica y cultural, sus aguas han sido objeto de vertidos desde núcleos urbanos y empresas. El desarrollo de las estaciones depuradoras de aguas residuales y el control ambiental, no evita que el río siga bajando sucio en algunas épocas del año.
La mayoría de su ribera está integrada dentro de la red Natura 2.000 como espacio natural protegido por la Unión Europea. Aún así, la existencia de vertidos se repiten de manera habitual, recordemos hace unas semanas conocimos la noticia de que habían multado a una planta oleícola por un vertido en 2017.
Foto del estado del río a principios de Diciembre
Con todos estos antecedentes, en Palma del Río llevamos observando desde los últimos meses periodos en los que el río arrastra manchas de un color oscuro muy sospechosas. Estas manchas que se pudieron observar a principios del mes de diciembre ( 7 de diciembre concretamente ) y que parece ser que causaron una investigación del Seprona, han vuelto a aparecer entre el 12 y 17 de abril. La ausencia de lluvias, provocó que el río mostrara un color oscuro en forma de manchas y una densidad en superficie que nos hizo sospechar la existencia de otro posible vertido. Por esta razón, desde la redacción de Cazarreyes nos decidimos a recoger una muestra de agua superficial del Guadalquivir en las inmediaciones de la estación de ferrocarril de Palma del Río. Esta muestra fue enviada a un laboratorio para que analizara su composición y determinara la posible existencia de restos de aceites y grasas vegetales.
El análisis químico del agua recogida en superficie nos muestra dos valores que están en cantidades muy superiores a lo establecido en la legislación medioambiental. En primer lugar, la DQO (Demanda Química de Oxígeno) que determina la cantidad de sustancias susceptibles de ser oxidadas por medios químicos que hay disueltas o en suspensión en un medio líquido. Este parámetro pretende determinar principalmente la cantidad de materia orgánica que hay en el agua, si bien puede sufrir interferencias por la presencia de algunos compuestos inorgánicos. Se emplea para ver el correcto funcionamiento de estaciones depuradoras y también para ver el grado de materia orgánica presente en aguas negras, pluviales o continentales como es el caso del río que nos ocupa. Atendiendo a la normativa, encontramos que la toma de agua analizada contiene una carga de materia orgánica 8 veces superior a lo establecido por ley.
Fotos del estado del río a principios de Diciembre
De igual forma, se analizaron aceites y grasas en la muestra de agua obtenida del río. Visualmente, la muestra de agua hace sospechar la presencia de esta tipología de sustancias en el cauce del río. Los análisis de laboratorio determinaron su presencia en una concentración de 18mg/l cuando la legislación fija una concentración no superior a 1mg/l.
Los valores de pH y conductividad eléctrica se encontraron dentro de los márgenes establecidos por legislación. Que estos parámetros se encontraran dentro de unos valores aceptables, indica a pensar, a priori, que no hay presencia de otros agentes contaminantes como pueden ser sulfatos o cloruros. Por este motivo se puede determinar, que el agua analizada muestra claros indicios de contaminación, ocasionados por la mano del hombre.
Fotos del estado del río a principios de abril
Tras este análisis de la situación, habría que esclarecer que tipo de sustancia en cuestión es la que está presente en el agua, su origen de procedencia y las consecuencias para el entorno natural y humano. De esta tarea tienen que encargarse las administraciones competentes ( Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Consejería de Medioambiente y el Ayuntamiento de Palma del Río ). Nuestro artículo pretende dar un poco de luz a una situación que por habitual no debe ser olvidada ni permitida.
Un artículo de la redacción de elcazarreyes. ( elcazarreyes@gmail.com )