En el pleno municipal del Ayuntamiento de Palma del Río llevado a cabo esta semana se ha producido un hecho que ni tan siquiera lo podría encuadrar en los últimos tiempos del franquismo, sino en los años 50 o 60 del siglo pasado. El pleno, con mayoría absoluta, ha nombrado alcaldesa PERPETUA a la Virgen de Belén, con los votos a favor de PSOE (10 concejales), PP (6 concejales) y Cs (1 concejala), la abstención del concejal no adscrito Santiago Salas (perteneciente a Izquierda Andalucista, el antiguo PA) y el voto en contra de Cambiemos Palma (1 concejala) e IU (3 concejales).
Con un abrumador aplauso del público se aprobó esta medida tan necesaria en los tiempos en que vivimos, el mismo día en que se conocía que los trabajadores de Zumosol han ganado su primer juicio contra la multinacional que les ha dejado en el limbo laboral.
Con un protagonismo absoluto del PP y su portavoz municipal en el acto, el PSOE intenta, aprobando esta medida con su indispensable voto, ganarse los favores de las hermandades religiosas palmeñas a unos pocos meses de las elecciones. Pero la historia nos dice que no será así, y el ejemplo tan cercano como el de Hornachuelos nos lo recuerda y sentencia lo que acaba de pasar, esta semana, en nuestra ciudad.
Y es que a pocos meses de las elecciones municipales de 2015, en Hornachuelos, el equipo de gobierno de PSOE e IU en la localidad vecina decidieron nombrar alcaldesa perpetua a la virgen patrona de aquel pueblo. Porque, igualmente, el lobby religioso así lo propuso y presionó. Me imagino a los concejales de IU votando a favor de esta medida pensando que ese lobby no les quitaría del poder en cuanto pudieran y se me antoja un sentimiento de entre pena y desdén. Por supuesto, así fue. En mayo de 2015 IU pasó de 3 concejales a 0, un resultado nunca visto en Hornachuelos, perdiendo 600 de los más de 700 votos que habían tenido en 2011, quedando incluso por debajo del PP, que conseguía 1 concejal por primera vez en el siglo XXI. Resultado del cual IU aún no han remontado ni un concejal hasta la fecha.
La alcaldía también la perdió el PSOE, que fue a parar al Grupo Independiente de Hornachuelos, que gobernó junto al PP. En la legislatura de 2019 revalidó la mayoría absoluta el Grupo Independiente, frente a una nueva bajada del PSOE en un ayuntamiento con tan sólo dos grupos representados.
Y el mismo destino pueden esperar los concejales del PSOE palmeño que coseche su partido, si los resultados de las elecciones andaluzas no les pareció suficiente preludio para lo que acontece. Lo que ayer se vivió en el pleno fue, consciente o inconscientemente, la escenificación del PSOE dando paso al PP en la alcaldía palmeña. Y ha sido mediante la virgen de Belén cómo se ha escenificado que la alcaldesa ahora no es Esperanza Caro de la Barrera, sino la virgen de Belén, y su mano derecha Martín, el portavoz del PP.
Respecto a la laicidad del estado poco hay que decir que no se haya dicho en estos más de 40 años de régimen del 78, en el cual la religión católica tiene aún mano en el currículum escolar de nuestra educación pública (no digamos ya en la concertada, que es privada con recursos públicos, o en las enteramente privadas). No obstante, el debate que hay en la izquierda debe traernos a una honda reflexión: Cabe destacar que el único concejal de entre toda la izquierda que no ha votado en contra es el ex-PA, actual miembro de Izquierda Andalucista, de la dirección provincial de Adelante Andalucía y concejal no adscrito. Los debates sobre el «nuevo andalucismo», tanto en lo cultural, en lo social, así como en lo político, está abriendo, a nivel andaluz, una nueva concepción sobre lo que es la «religiosidad popular». En ese recorrido hemos podido ver, no ya manifestaciones alegres sobre qué es la Semana Santa y qué representan las cofradías y hermandades en Andalucía, sino que entre otros hemos visto a miembros de la dirección del SAT exaltar la celebración de la romería del Rocío. No voy a exhortar a ver el documental ROCÍO, que fue el primero censurado en esta llamada democracia allá por los años 70 por señalar a los más altos cargos de esa hermandad como responsables de las matanzas franquistas en Huelva durante la guerra civil, sino que otros miembros del SAT, por no ir más lejos de la que es mi organización sindical, han visto y sufrido hoy en día los abusos, la esclavitud encubierta y tantas vejaciones a trabajadores y trabajadoras de las fresas y los frutos rojos, entre otros, por empresarios vinculados con esta romería.
La religiosidad popular debe ser, también, que la virgen entre en las instituciones de manera perpetua (perpetua, hasta que otros digan que se acabó, claro, porque si algo nos ha enseñado la razón es que nada hay en esta vida que sea inmutable).
Más allá de esto, se echa de menos que no haya un movimiento laico, de izquierda, fuerte, que sea capaz de mostrar su rechazo sin pedir disculpa, casi pidiendo permiso, por votar en contra. No voy a ser yo quien diga que Jesucristo echaría a los mercaderes del templo a palos, porque eso se lo dejo para quien crea en la religión cristiana. Pero para decir que se va a votar un NO rotundo a tal proposición no es necesario ni felicitar, ni dar las gracias a los ponentes, ni pedir disculpas. El NO a nombrar a una deidad como alcaldesa perpetua es de sentido común, una idea de razón, y no atiende ni tan siquiera a ser ateo, agnóstico o creyente. Falta nos hará tener cuestiones como esta clara, visto lo que tenemos encima. Pero lo dicho, que nada es para siempre: Ni tan siquiera los nombramientos perpetuos. Así que manos a la obra.
Un artículo de Fran Ruiz