Réquiem por Belén
El primer verso viene del cielo,
“siempre la claridad viene del cielo”,
pero, compañera, has muerto.
“Cuando llegue este escrito serás recuerdo,
no tendrás frío de invierno”;
cuando llegue, tendrás calor de cielo.
Así se pasa el tiempo, “rememoremos
levemente la brevedad de tus sueños”:
“eras fragua y candela y trigal de centeno”.
….
Naciste, “pequeño espacio alrededor,
donde el amor crecía”,
en la Cigüela de mediados de mil novecientos.
Y alguien que supo interpretar tus silencios,
me transmitió tu propio sentimiento,
y él, callado, te dio voz.
“Te dio alma, te dio vida,
para darnos contigo muchas cosas,
que con otros hombres se perdieron”.
….
Dime, de dónde vendrán ahora,
palabras “divinas”, ejemplos de “eternidad”,
“nacidos para un sueño incierto”.
“¿Tendremos que esperar resurrecciones,
cuando tanto dolor lo pudra el tiempo
y venga la ilusión de darte la vida?”
¿O ellos, serán continuación de tu recuerdo,
y serán con él, como contigo,
amorosos compañeros?
.…
Sin duda pisar a tu lado,
para muchos,
supondrá ocupar tu puesto.
Pero lo que importa es que se te recuerde,
y se sepa comprender que el paso nuestro,
necesita de personas prodigiosas.
Personas que guíen hacia el bien nuestros deseos,
personas que “estercolen la tierra
y nutran las amapolas” con sus esfuerzos perecederos.
….
“Has marchado lentamente
al paraíso de los buenos”,
y nos has dejado solos a nosotros, a los nuestros.
No hay derecho,
compañera, amiga, no hay derecho.
Que te has muerto, ¡y cómo duele la noticia cruel de que lo has hecho!
Con pesar de todos, dinos desde allí,
antes de que la luz se nos venga abajo,
y oscurezca nuestras vidas, qué es lo eterno.
…..
Y, dime, cuando me veas,
por la paralela de tu calle de nacimiento,
por la Feria de mi alma, qué hay tras el silencio.
Y vuelve con nosotros cuanto antes,
para evitar que esta muerte, que pesa como tarde vestida de plomo,
se nos quede dentro.
Y vuelve del sitio donde los hombres te pusieron,
“baja a la tierra humilde y soleada” para “hablar de muchas cosas, compañera”,
a quienes te llevamos dentro.
Juan Ruiz Valle
Profesor, historiador