“Al mediodía, yendo de camino vi (…) una luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, que me envolvió a mí y a mis compañeros en su resplandor. Caímos todos a tierra y yo oí una voz que me decía en lengua hebrea: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (…) Levántate, y ponte en pie».
Hechos de los Apóstoles, Evangelio de San Lucas
Muy comentada es la historia de cómo Saulo de Tarso se convirtió al cristianismo, popularmente conocido como “caerse del caballo”. De modo que Pablo, que iba persiguiendo a los cristianos, de repente se dio cuenta de su error y se convirtió a la, por entonces, nueva secta. De la misma forma, el PSOE parece que ha visto la luz varias veces en nuestra ciudad últimamente, dándose cuenta de que las reivindicaciones que el pueblo lleva a cabo no son sino dignas de ser apoyadas, o incluso abanderadas por ellos mismos.
No es para menos, y en el pleno de octubre del ayuntamiento de Palma pudimos ver dos casos paradigmáticos: en el primero, vemos cómo el PSOE (de la mano de IU) lleva a pleno una moción que reclama una mejora en el sistema sanitario de nuestra localidad, que tiene problemas “desde principios de año” según el concejal Chema Parra (el mismo que en la corporación pasada fue reprobado por el pleno, con todos los votos de la oposición). Lo decía como si no se hubieran recogido, hace menos de dos años, 7.000 firmas de las ciudadanas y ciudadanos demandando una mejora del ambulatorio (que literalmente, se caía a pedazos) cuando gobernaba el PSOE en la Junta de Andalucía. Se ve que, al igual que San Pablo se cayó del caballo, el PSOE se cayó del palacio de San Telmo, y vio la luz.
Antes de que la Plataforma por la Sanidad Pública recogiera tal cantidad de firmas (casi la mitad del censo electoral) tuvimos que aguantar escuchar cómo el PSOE negaba las deficiencias del ambulatorio. ¿Es que las quejas de los profesionales de la sanidad no fueron suficientes? ¿Es que las quejas de usuarios no llegaban a sus oídos? Cuando el ruido subió de tono, empezaron a subir el tono de sus alegaciones, y aparte de decir que eran carencias puntuales, acusaban a los que protestaban de no querer que se hiciera el hospital (¿qué tendrá que ver una cosa con la otra? Pero… ¿Y si cuela? Ya se sabe que la mejor defensa es un buen ataque). Cuando se evidenció la generalidad del descontento de la población con la situación, nuestros gobernantes hicieron como Fernando VII, el deseado, cuando la revolución de 1820 le obligó a asumir la Constitución de Cádiz si no quería acabar como su par de Francia unas décadas antes: “Marchemos, y yo el primero, por la senda constitucional” dijo el rey. Y eso debió decir Ruiz Almenara: ¡Que viva la Pepa! Y el PSOE se convirtió en el garante del buen funcionamiento de la sanidad, pese a que los suyos en la Junta de Andalucía seguían rechazando una partida para acelerar las obras del hospital (que pidió Podemos en una enmienda a presupuestos de 2017).
Ahora, y sin un atisbo de autocrítica, este equipo de gobierno, junto a sus socios de IU, presentan de la mano y sin contar con los demás grupos políticos (no vayan a pedirles cuentas por su pasado) una moción abanderando la defensa de la sanidad pública. Dos críticas: Además de la carencia de un propósito de enmienda, quien escribe estas palabras piensa que, si hay una lucha ciudadana que lleva una causa adelante, los partidos pueden aportar más si aúnan sus fuerzas con dicha lucha, como la de la Plataforma por la Sanidad Pública, haciendo que sea el pueblo quien lidere la reivindicación. Pero para eso hay que creer en la fuerza de la gente, y no temer que sea el pueblo quien se organice al margen de tu partido.
El segundo caso del que hablaba es el referente a la gasolinera que se pretende instalar en la Avenida de Andalucía, esquina con la calle Barqueta. Hay documentación al respecto de este proyecto desde 2018; han habido reuniones del equipo de gobierno con la empresa; hay firmas de concejalas al respecto del proyecto de gasolinera. Pues resulta que la gente se entera de todos los chascarrillos políticos… menos de este proyecto, que sólo vio la luz cuando las obras estaban en marcha; e incluso contestaron a las alegaciones de los vecinos (algo necesario para empezar el proyecto) después de que empezaran, muy tarde.
¿Por qué tanto secreto? La señora concejala de urbanismo dice, sin muestras de vergüenza ninguna, que ella no puede leer todos los papeles que firma, a pesar de cobrar más de CINCO MILLONES de pesetas al año (32.180,18€) por estar en su cargo. El ex-alcalde dice que apremia a que se firmen los papeles con prisas, porque es preferible que se firmen cincuenta proyectos, aunque dos salgan mal, a que se firmen menos proyectos… ¿Esto es legal? ¿Está sugiriendo Ruiz Almenara que apremia a que se firmen 50 proyectos aunque dos de ellos sean ilegales? ¿Asume, entonces, que está dispuesto a cometer ilegalidades con tal de que salgan 50 proyectos adelante? ¿Es para estar orgulloso, señor Almenara?. Tampoco le vi ningún atisbo de arrepentimiento al respecto, si bien algo nervioso se le notaba en la rueda de prensa (al igual que en el último pleno). La señora alcaldesa dice que ella no sabía nada. ¿Quién se reunió con la empresa entonces?. ¿Quién le ocultó dicha información, tan relevante?. ¿Qué pinta entonces usted en el ayuntamiento, señora alcaldesa?. ¿Para qué, entonces, se embolsa usted 40.453€ al año?. ¿A quién pretenden engañar?.
Pues allí estaban, de nuevo, cayéndose del caballo y queriendo abanderar la lucha contra la construcción de la gasolinera que ellos mismos habían aprobado. Así, te ves a la concejala de urbanismo firmando la autorización para construir la gasolinera y unas semanas más tarde ves a la misma concejala firmando la petición de los vecinos de que no se construya en una mesa con pancartas de “No a la Gasolinera”. Me da vergüenza ajena hasta escribirlo.
Una cosa digo: si queremos que la gasolinera no se construya, los responsables deben ver que, si se acaba construyendo, ellos se deben ir del ayuntamiento.
Al menos, el emérito salió con carita de pena a decir “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. El PSOE, ni eso. Al menos todavía. Porque ¿quiénes son ellos, que llevan 40 años gobernando Palma, para rendirles cuentas a la ciudadanía?.
Un artículo de Francisco José Ruiz León