La invención de un pasado mítico para justificar el presente es algo tan viejo como la Humanidad. Uno de los casos más notables fue el de la Eneida de Virgilio, una cumbre de la literatura universal, pero a la vez un panfleto propagandístico a mayor gloria del Imperio Romano y en especial de la familia del emperador Octavio Augusto, haciéndolo descendiente de Eneas, uno de los supervivientes del saqueo de la ciudad de Troya. Este tipo de fabulaciones servían para los repobladores de los antiguos municipios musulmanes en la famosa Reconquista, para dar más lustre al pasado del lugar a la vez que se borraban los embarazosos vestigios del pasado “moro” (una palabra con una carga despectiva que perdura aún hoy día). Este fue el caso de Palma del Río, por ejemplo y de las invenciones de Fray Ambrosio de Torres. No obstante, no hay nada que objetarle a la labor de este fraile, pues es hija de su tiempo, igual que por ejemplo, la teoría de los cuatro humores de Hipócrates. Dicho esto, al igual que sonaría absurdo que un médico ahora te recetase una sangría, queda igual de anacrónico que se crea como fuente histórica rigurosa la Historia de Palma del Río publicada durante el siglo XVIII.
Todo esto viene a colación de la Feria Medieval de las Tres Culturas, que ha finalizado recientemente su cuarta edición. Me surgen varias preguntas nada más que con respecto a la misma denominación del evento. En primer lugar, llamarla “medieval”, cuando la mayor parte de sucesos y personajes que se tratan de recrear ocurrieron más bien en el Renacimiento. En segundo lugar, es evidente que el mayor monumento que queda en la ciudad de la época medieval es la muralla almohade, pero parece que esta etapa interesa poco y se centran más bien en recrear una Edad Media cristiana e idealizada. (Esto sería un ejemplo de lo que los americanos han venido a llamar “whitewashing” . Por no decir que la Edad Media que se ha visto recreada en estas cuatro ediciones parece más bien inspirada en fantasías de cómic como “El guerrero del antifaz” o “El príncipe valiente” o de películas como “El Cid” de Anthony Mann o “El reino de los cielos”, de Ridley Scott (por hacer patria). Unos productos culturales tan entretenidos y disfrutables como poco realistas y plagados de anacronismos. Por último, y enlazando con el punto anterior, tampoco se entiende lo de “las tres culturas”, cuando de cultura musulmana poco se ha visto y de judía aún menos. Mención aparte merece lo de recuperar el mito de las tres culturas. No hace falta ser un experto en Historia para saber que esa imagen de las tres culturas conviviendo felizmente cantando el Cumbayá es tan falsa como lo de los cuernos en los cascos de los vikingos. En todo caso, en algunos momentos puntuales llegaron a soportarse con grandes dosis de paciencia y sin dejar de lado el desapego y la displicencia, como un matrimonio de ancianos que se odia cordialmente.
El año que viene leerá el pregón de inauguración de la feria
Como decía más arriba, en esta fabulación histórica se repiten tópicos y acontecimientos de la historia local que la moderna investigación histórica presenta como dudosos. El caso de la supuesta batalla del arquito quemado y la victoria contra el enemigo musulmán no deja de ser una repetición de la invención histórica de Fray Ambrosio de Torres. Las recreaciones del pasado también han afectado a los monumentos y nuestro Ayuntamiento tiene experiencia en este tipo de alteraciones. El mismo entorno donde se celebra la feria medieval, ha sido alterado sobremanera, llegando a plantearse un jardín botánico con especies de naranjos, algo tan medieval como la misma Feria.
No obstante, también es cierto que el objetivo de este tipo de eventos no es hacer historia con mayúsculas, sino más bien que el personal disfrute de unos momentos lúdico-festivos a la par que los comerciantes y el gremio de hostelería hace caja y ya de paso se pone otro granito de arena para aumentar la cifra de visitantes y turistas, a los que recibimos con alegría .
Pues parece que ha quedado «buena tarde»
En este sentido es donde también me asaltan las dudas y es que no entiendo la apuesta del Ayuntamiento y de la Asociación de Empresarios por un modelo de evento de sobras manido. Al parecer, este invento llegó de Francia a principios de los noventa y floreció en la primera década del siglo XXI, la época de las vacas gordas, por lo tanto, el limón ya está más que exprimido. Las Ferias y mercadillos medievales constituyen ya un típico tópico que hasta han merecido su propio “ranciofact” en El Jueves. Se caracterizan por puestos de productos “artesanales” típicos de la Edad Media como las empanadas gallegas o las gominolas gigantes, así como tampoco pueden faltar las exhibiciones de cetrería (por qué nunca faltan en estos eventos es un misterio digno de ser investigado por Iker Jiménez). En resumen una idea tan poco original que municipios tan cercanos como Hornachuelos, Posadas, Écija o la Puebla de los Infantes ya han tenido y algunos aún tienen sus propias ferias y mercados medievales.
Bien es verdad que la diferencia de esta feria con respecto a las demás es que está organizada desde el propio Ayuntamiento y cuenta con la participación de muchas asociaciones, que se han colaborado y participado activamente en puestas en escena como la ya citada batalla del Arquito o el entierro de la “Dama Blanca” (mitos y leyendas que no falten) pero esta es casi la única nota que le da un poco de sabor propio a esta fiesta y al fin y al cabo el resultado viene a ser más o menos el mismo. Si bien se han conseguido puestas en escena más espectaculares, pero a costa de cualquier tipo de rigurosidad histórica, como en las performances ya mencionadas. Es decir, aceptando barco como animal acuático.
Un sábado cualquiera en la Palma medieval
Por último, y como lo cortés no quita lo valiente, no quiero terminar sin reconocer la labor de la organización que ha conseguido que muchos ciudadanos se disfracen, bailen, desfilen por las calles y participen de la fiesta con entusiasmo y de forma desinteresada, lo cual no es fácil en los tiempos que corren. Así como a todos los que han aportado su grano de arena y han trabajado para que salga adelante un evento de una magnitud e importancia considerable. Pero debo insistir en que sería deseable que el Ayuntamiento y las asociaciones se decantaran por una de dos opciones: apostar por el lado “friki” y desacomplejado (soy el primero que disfruta de las fantasías medievales de Robert E. Howard o George R. R. Martin) o bien hacer en cambio una apuesta seria por la Historia con mayúsculas. De esta forma nos podrían ofrecer algo más fresco y original, justificando de paso el considerable esfuerzo invertido para obtener unos resultados diferentes y que hagan de esta feria algo realmente novedoso y atractivo de cara al turismo.
Un artículo de Juan J. Sánchez
Yo mismo pensé – y creo recordar que comenté – ‘en este entorno medieval seguro que se iba a ver esta estampa’, señalando un cerdo muerto que había en el bar central… XD