
Me animo a escribir un artículo hablando sobre los Almohades , un poquito por diversión, pero también para informaros sobre esta civilización. Todavía estamos rodeados de patrimonio fruto de su legado allá donde miremos, pero en general la gente sabe muy poco sobre ellos.
En la actualidad, se habla poco de los Almohades y quizás sea porque fue un movimiento Musulmán fundamentalista muy radical. Algo parecido a lo que hoy en día vendrían a ser Al Qaeda o el Estado Islámico y la mala fama que cosechan en occidente. También tendrá algo que ver el motivo de que tan solo duraron en la Península Ibérica algo mas de 200 años y están en medio de acontecimientos Históricos muy importantes, cabalgando entre la Edad Media y los tiempos modernos de la reconquista Cristiana.
La palabra Almohade significa (los que creen en la unidad de dios). Nacieron como movimiento islamista en el Atlas Marroquí arengados por Tumart e impulsados a la expansión por Abd Al-Munin entre los años ( 1117-1268 ). El movimiento fue una reacción contra los Almoravides que no habían revigorizado los Estados musulmanes y tampoco habían ayudado a frenar el avance del cristianismo sobre Al-Andalus. En cambio los Almohades, en su gran parte Bereberes Masmuda , fue una facción más organizada y avanzada en casi todos los aspectos. Sobre todo, supusieron una esperanza para los musulmanes de construir un imperio poderoso y duradero en la península.
Su primer gran triunfo tras la primera fase de la expansión fue la victoria sobre los estados cristianos en la batalla de Alarcos, frenando la reconquista hasta los tiempos de Alfonso VIII y posteriormente la gran batalla de los tres reyes en Las Navas de Tolosa.
Por una parte, a los Almohades les tocó ser los que perdieron la península para los musulmanes pero a causa de tener que defenderse, nos dejaron uno de los patrimonios Europeos más importantes de Europa. Para su defensa tuvieron que edificar una gran cantidad de castillos y fortalezas, creando lineas defensivas en torno a las grandes ciudades y fundando muchísimos de los enclaves que hoy conocemos en toda la península ibérica y el Magreb.
Por su naturaleza de movimiento religioso, edificaron muchas mezquitas, conservándose hoy en día muchas de ellas convertidas en iglesias, como ejemplo más claro La Giralda de Sevilla.
Todo esto fue el motivo por el que me animé a realizar una maqueta recreando la ciudad de Palma del Río en el siglo XII. Esta fue la primera de una serie de maquetas de otros monumentos de la comarca. Mi objetivo es continuar realizando reproducciones a escala de otros enclaves fortificados como el castillo y muralla de Hornachuelos, Peñaflor, etc…
Palma del Río en esos tiempos contaba con una ciudad amurallada ( Hins Balma ). El castillo se encontraba en la actual mesa de San Pedro, dos puertas defensivas en recodo muy características de los Almohades, una de ellas ( la Capilla de las Angustias ) es una torre poligonal parecida a una de sus hermanas mayores la Torre del Oro. También pudieron existir en el interior del recinto una mezquita o mezquitas, posadas, baños públicos, zoco o mercado, pozos de agua, acequias, huertos y arrabales. Todo envuelto en misterios y especulaciones de todo tipo, lo cual lo hace aún hoy en día, más interesante.
Todo ello lo intenté plasmar en la maqueta a escala 1.300, de una manera divertida, colorida y permitiéndome algunos toques personales artísticos y creativos para darle a los visitantes al museo una leve idea del aspecto que pudo tener Palma y alrededores en aquellas fechas.
Sin más, cierro el artículo queriendo dejar claro que no soy historiador, ni siquiera aficionado, ni sistemático, tan solo algo curiosón, creativo y un poquito inquieto. No sé escribir sino contar historias y como he dicho antes, lo hago tan solo por diversión. Supongo que así puedo entenderme con un publico menos versado en la materia.
Animo a todos los lectores a que visiten la maqueta que se encuentra en el Museo Municipal de Palma del Río y pasen un rato agradable imaginando conmigo, como pudo ser ese mundo tan lejano que se niega a dejar de acompañarnos en nuestro día a día…
Un artículo de Juan Muñoz Sanchez