A su Lou(z)
En la sierra con el violeta naranja crepuscular
vislumbro el desnudo insinuante de tu alma,
todo cuerpo…
(Y asciendo y crezco)
En el laberinto de lo quieto y la fértil destemplanza
con torpe imaginación relato el reflejo de tu boca
donde rojísimas rosas
se desangran
en mis besos…
(Ay, y me enredo)
Tus níveos senos
en la luna de la ventana
me esperan abiertos.
Salgo de entre las celosías,
y ardiente bebo de ti…
(Y me acelero)
Te veo soñar en la yerba húmeda que enardece nuestra cama,
se alisan los pliegues de tu entregado vientre,
tus ojos en mis heridas…
(Y con mis manos,
labios y lengua
por ti, contigo, me paseo)
De los pies a tus atlantes muslos turgentes
saboreo la resaca marina que viene
y en el oleaje lúbrico de las sábanas,
tus labios carmesís resaltan entre el negro abisal,
la abertura de la vida,
el resquicio de la muerte,
la hendidura de la sensualidad…
La mariposa alerta las alas
y mis ojos y boca desbordan tu playa.
Nos lanzamos al mar,
entre tiburones y sirenas,
medusas y algas…
Aquí, en tu hondura, erguido, me fortalezco
y nos hacemos materia y mística llama,
(de abajo arriba),
humilde movimiento,
(de adentro afuera),
revolución epistemológica,
lo de siempre, nuevo…
(…)
Te amo.
Náufrago, asido a las maderas
últimas de mi navío,
me dejo mecer en las olas
ya suaves y serenas
de tu abrazo.
Una poesía de Etnopoética